Han sido meses de muchos cambios, de esto no hay duda, pero cada uno de nosotros, cuánto hemos cambiado, es una pregunta muy retórica.
Los primeros días todo era tan rápido y estábamos todos tan llenos de preguntas, incertidumbre, miedos, información positiva y negativa, era sumamente abrumador.
Debo confesar que hubieron días en los que me desconecte de todos los medios de comunicación por salud mental, necesitaba crear mi propia paz aunque fuera falsa, era demasiado abrumador estar pendiente de tanta información que cambiaba a la velocidad de la luz.
Pero ahora viendo todo con más calma, tratando de ser muy receptiva y de aceptar como ser humano que la humanidad cambió y que fuimos parte de un hito histórico he dedicado tiempo a pensar en la nueva Angie que será parte de la nueva normalidad.
He pensado mucho en lo que debo de priorizar, en reorganizar un par de conceptos y de optimizar muchas de mis prácticas diarias.
Nunca me he considerado una persona ni mental y emocionalmente débil, por el contrario siento que soy muy fuerte, pero a pesar de que desde hace un par de años descubrí que mi fortaleza no soy yo por mi misma sino mi familia y todo lo que a ella engloba, esta vez aprendí que la paz -o al menos la mía- depende también de factores que antes no notaba, por ejemplo mi capacidad de ser yo misma en esencia, hubo un día que me marcó mucho, caí en cuenta de que llevaba muchos días que no cantaba -amo cantar, aunque cante feo pero amo cantar-, qué pasó conmigo? por qué permití que me robaran mi gusto por cantar?.... Y entonces me di cuenta de que silenciosamente me robaron cosas que poco a poco he ido recuperando.
Fue terrible para mi darme cuenta de que había cambiado para menos y no para crecer, me vi en la urgencia de volver a mi, de hacer mi vida con gusto y no con miedo.
Otra cosa que recuperé fue mi sentido de vivir la vida, recuerdan en el 2016 cuando la pasé muy mal y aprendí a que la vida es un segundo?, bueno, no lo había notado pero estaba viviendo tan aceleradamente que daba todo por sentado, estaba segura de que habría un mañana, me convertí en lo que más odié, una persona segura del mañana.
He crecido, he cambiado, he mejorado, pero también me he vuelto más ligera aún, más básica, he alivianado lo que llevo conmigo, si antes era difícil que me "enganchara" con algo ahora es más difícil aún por que no tengo espacio ni fuerzas para cargar tonterías.
Increíblemente este encierro me dió más espacio para volar.
www.angiearaya.com |
Comentarios
Publicar un comentario