No nos cabe la menor duda de que este año fue un año de desconstrucción y construcción personal, aprendimos a ser y estar como nunca antes lo habíamos hecho.
Todos lo vivimos de formas diferentes, algunos en solitario y otros en familia, todos nos vimos impactados de alguna manera, todos aprendimos algo sobre nosotros mismos, sobre nuestras realidades y verdades.
Fue un gran golpe habernos ido a dormir en una realidad y despertar en otra, sin importar nuestra edad, genero, posición social, creencia religiosa o política, todos fuimos arrasados por esta terapia de shock.
A algunos les tomó más tiempo que a otros aceptar esta realidad pero lo que si podemos decir como si cantáramos la misma nota al unísono es que todos, pero absolutamente todos, no tuvimos más remedio que convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos.
Buscar dentro de nuestros corazones y fe cualquier cosa que hiciera que nuestra distancia se acortara.
No me equivoco al decir que, de alguna forma, este año todos pero absolutamente todos renacimos en una nueva y mejorada forma.
Comentarios
Publicar un comentario